y no...
Pensé, pensé, pensé y pensé,
no hay caso, solo sigo.
No es que me gusten las gatas floras
ni la bipolaridad extrema; solo que
siento que puedo seguir tirando la pelotita contra la pared.
La Pared:
Es algo raro, como armado con muchos pedacitos.
Un poco de música, mucha fotografía, bastante dibujo, algo de pintura y también de poesía; La pared tiene ya varias manos, eso denota experiencia que realmente no me importa si es buena o mala. Muchos de los ladrillos de esta pared ya se mudaron, ya emprendieron un viaje de ultramar. Los ladrillos que quedan quieren vivir cada día al máximo, disfrutar cada minuto, transpirar cada segundo, libres de preocupaciones, sin importar nada de lo que piensen los demás.
Lo curioso de esta pared es que a veces esta pintada de azul, otras de rojo y hay días que esta llena de colores. A la pared le gusta ser invisible, contemplar desde lejos, sin meterse y así no generar falsas expectativas, la pared quiere o eso fue lo que le pintaron con aerosol una vez. Si hay algo que le gusta a esta pared es tener el control de la situación.
La pelotita:
no se cansa pero se excusa. Sigue, abusa. Debe ser la persistencia lo que le genera semejante paciencia o el ansia y su arrogancia a la hora de demostrar, que quiere ganar.
Que le den su merecido, esa pelotita no se da por vencido, sigue... Por arriba, por abajo y va y va y va; siempre vuelve. Cree que queda vez esta mas cerca pero si tira mas fuerte esta se aleja, avanza lo logra toca la pared y retrocede no es la pelotita la culpable ¿o sí?
Bien sabe que la pared es la que tiene el mando y decide en que bando ponerse y cuan lejos mandarla cada vez que rebote...
pobre pelotita cada rebote es un embote.
Libre de excusas